Y mirando una pequeña abeja alimentándose de una flor, dejé, al fin, caer esa lágrima que segundos antes retenía, mientras sentía que una sonrisa invadía mi rostro... Acababa de volver a comprender, una vez más, la complejidad de la Vida y la maravilla que suponía su existencia... No es algo de lo que pueda cansarme...
27 de abril del 2015
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